Press: "Un fin de semana para la tecnología y la memoria en las galerías de arte en la Ciudad de México"

EL PAÍS

Después de que fue cancelado en 2020, Gallery Weekend en México regresa este año con 50 nuevas y viejas galerías.

 

Camila Osorio

 

Este fin de semana, de viernes a domingo, más de 50 galerías de arte en la Ciudad de México abren al público nuevas exposiciones para la feria conocida como Gallery Weekend, una iniciativa anual que empezó en el 2013 y que copia el formato de otras icónicas ferias del arte con el mismo nombre en París, Berlín o Londres. Las exposiciones de este fin de semana traen un enorme mosaico de temas pero sobre todo interesantes reflexiones sobre cómo se representa el cuerpo, la memoria, o las posibilidades de la tecnología.

 

Gallery Weekend se canceló el año pasado por el riesgo a contagios de coronavirus, y varias de las galerías en 2020 tuvieron que intentar exponer y vender las obras de sus artistas solo a través de sus páginas web, redes sociales, o invitar ocasionalmente a selectos coleccionistas. Ahora, con el semáforo verde en la capital, están totalmente abiertas las puertas de galerías más grandes como Kurimanzutto –que tiene su exposición Siembra– pero también nuevas pequeñas galerías que están comenzando a abrirse un espacio en el mercado del arte.

 

“Esta es nuestra primera exposición individual”, cuenta emocionada Fátima González, cofundadora de Galería Campeche, una de estos nuevos espacios en la ciudad que participa en Gallery Weekend. ‘Revertir el Desgaste’, título de la exposición, es un conjunto de esculturas de la artista mexicana Julieta Gil que se ha hecho conocer por sus reflexiones sobre estatuas en la capital y la relación de estas con el feminismo. Después de que mujeres activistas dibujaran graffitis como ‘México feminicida’ en el Ángel de la Independencia en 2019, la artista empezó varias obras que se preguntan por el proceso de reparación a estas que hizo la ciudad. En la exposición actual, una de las obras es un conjunto de cuatro placas en mármol que imitan a otras en la base del Ángel de la Independencia y tituladas La Ley, La Paz, La Guerra, La Justicia. “Aquí se presentan agrietamientos”, dice una placa. “Debajo de esta escultura se encuentran fallas”, dice otra. La ley o la justicia de la base, en un país en el que se asesinan tantas mujeres impunemente, sin duda tienen grietas o fallas.

 

Fátima González, cofundadora de Galería Campeche, explica a los asistentes la exposición de Julieta Gil.

HECTOR GUERRERO

 

“¿Realmente estas estatuas necesitan restauración? ¿O más bien no es la escultura sino el sistema mismo el que necesita restaurarse?”, dice González cuando presenta la obra de Gil. Otra de las obras, Hombres Ilustres, es un video 3D en el que la artista imita 77 estatuas de figuras masculinas en la Avenida Paseo de la Reforma, pero en una versión más diminuta, y casi descabezando a los dichos hombres. “¿Quién es realmente un hombre ilustre y quién lo decide?” se pregunta González.

 

A unas calles al oeste de allí hay otra reflexión sobre el pasado, pero más enfocada en la colonización que en el machismo. Tres artistas de Guerrero, Oaxaca y Morelos exponen sus obras en la Galería L, un espacio que había intentado sobrevivir en el mundo digital desde que empezó la pandemia y que este fin de semana celebra su primera exposición física desde marzo del 2020. “Acá ves preocupaciones sobre las consecuencias del colonialismo en México”, dice para introducir el lugar Carlos Camp, parte del equipo curatorial en la galería, sobre la exposición titulada Ensayos desde El Trópico.

 

La pieza `Augurio` de Josué Morales en galería L.

HECTOR GUERRERO

 

Los tres artistas exponen allí –Imanol Castro, Jaime Ruíz Martínez, Josué Morales– parodias de códices españoles en los que se ilustra a los pueblos indígenas como salvajes; o fantasmas con la bandera de México que se preguntan por la identidad mestiza del país; o palmeras que parecen esfumarse en la memoria de un lienzo. “Varios de ellos vienen del sur de México, de lugares que son considerados marginales, y juegan con la representación del trópico de distintas formas, retomando objetos que fueron o son considerados periféricos”, dice Camp.

 

Abandonando las preocupaciones del pasado y mirando las del futuro, no muy lejos de allí está la galería Travesía Cuatro donde dos artistas portugueses –Alexandre Estrela y João Maria Gusmão– hicieron un impresionante espectáculo animado fusionando abstractos dibujos con complejos sistemas de video. El resultado son obras que, como un Frankestein, cobran vida. “Con un juego de sombras y de luces logramos transformar estas figuras en en entes vivos”, explica Estrela sobre algunas de las piezas en la exposición llamada Día Eléctrico.

 

La galería cerró sus ventanas para que los videos se pudieran ver claramente y ahora entrar allí es como entrar a una cámara oscura. En las paredes de la galería aparecen videos en los muros con figuras cuyos colores cambian misteriosamente, y parte del juego artístico es esa pérdida de sentido que generan en el espectador. “[Las luces] están puestas de tal forma que pueden dar un número infinito de combinaciones”, explica Estrela sobre cómo cambian los colores de círculos u otras figuras geométricas. “Todas los dibujos tienen el potencial de convertirse en animación y en entes autónomos”. Es como ver un cuadro de Kandinsky que de repente empieza a moverse solo.


La pieza linterna mágica de João María Gusmão, en la galería Travesía Cuatro

La pieza linterna mágica de João María Gusmão, en la galería Travesía Cuatro

 

Más al norte de las colonias Roma y Condesa –donde están la mayoría de las galerías– a Polanco llegan otros límites de la tecnología, pero más preocupados de las profundidades de la web, con la inmersión que hizo el artista italiano-mexicano Pedro Friedeberg en el mundo del cripto arte: en la Galería Cam están varias muestras de sus nuevos códigos encriptados conocidos como NFT. Más al sur, en Iztaccihuatl, está Biquini Wax, una casa que funciona como espacio colectivo para varios artistas. El espacio presentará este fin de semana una exposición del artista Erik Balderrama llamada Portal Cautivo en la que, entre otras piezas, logró transformar datos digitales en pequeños dijes que decoran collares de perro: datos digitales que acorralan y asfixian. “Lo que hizo fue una escultura con los datos que aparecen cuando una persona se conecta al wifi en la casa”, explica Israel Urmeer, artista y miembro de la casa. Una exposición distópica sobre los límites a los que nos ha llevado el capitalismo digital y a hasta qué punto, como los perros, ya estamos en cautiverio y enjaulados entre metadatos.

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Noviembre 5, 2021